Antonio Porchia - VOCES
Situado en alguna nebulosa lejana hago lo que hago,
para que el universal equilibrio de que soy parte
no pierda el equilibrio.
Se vive con la esperanza de llegar a ser un recuerdo.
Tú crees que me matas. Yo creo que te suicidas.
Si no levantas los ojos, creerás que eres el punto más alto.
Hallarás la distancia que te separa de ellos, uniéndote a ellos.
Entra una nueva pena y las viejas penas
de la casa la reciben calladas,
no muertas.
Eramos yo y el mar. Y el mar estaba solo y solo yo.
Uno de los dos faltaba.
Cuando me hiciste otro, te dejé conmigo.
Casi no he tocado el barro y soy de barro.
A veces hallo tan grande a la miseria que temo necesitar de ella.
Mis ojos, por haber sido puentes, son abismos.
Quien se queda mucho consigo mismo, se envilece.
Situado en alguna nebulosa lejana hago lo que hago,
para que el universal equilibrio de que soy parte
no pierda el equilibrio.
Se vive con la esperanza de llegar a ser un recuerdo.
Tú crees que me matas. Yo creo que te suicidas.
Si no levantas los ojos, creerás que eres el punto más alto.
Hallarás la distancia que te separa de ellos, uniéndote a ellos.
Entra una nueva pena y las viejas penas
de la casa la reciben calladas,
no muertas.
Eramos yo y el mar. Y el mar estaba solo y solo yo.
Uno de los dos faltaba.
Cuando me hiciste otro, te dejé conmigo.
Casi no he tocado el barro y soy de barro.
A veces hallo tan grande a la miseria que temo necesitar de ella.
Mis ojos, por haber sido puentes, son abismos.
Quien se queda mucho consigo mismo, se envilece.
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